domingo, 23 de noviembre de 2008

OPINIÓN E INFORMACIÓN

Todavía se enseña, en las universidades provinciales, la diferencia entre opinión e información, entre noticias e ideología, entre anuncios y columnas de opinión, entre, ¡oh Dioses del Olimpo!, entre las editoriales y las opiniones de los columnistas adosados. Todo como sí estuviéramos en los comienzos de la prensa escrita y como sí las obras de teatro del Siglo de Oro español, por ejemplo, o las fachadas de las catedrales medievales, pertenecieran a la historia de la literatura o del arte y no fueran propaganda para ágrafos. Como si las obras de Voltaire fueran ensayo y no periodismo de propaganda.
Nada se dice de los empresarios del ladrillo que editan periódicos, de los presidentes del Gobierno que conceden frecuencias de radio o de televisión, de las empresas que ayudan a una ONG , de los presidentes de clubes de fútbol o de petroleras o de inmobiliarias o de bancos cuyos anuncios permean la información, la ideología y la opinión.
Y menos en los medios de comunicación, donde escriben a diario, o donde anhelan hacerlo, aquellos licenciados en periodismo que creen como dogma de fe en las amarillentas páginas de sus apuntes de segundo de carrera y no se dan por enterados de las rutilantes carreras de sus maestros.

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