A veces leo las palabras que, bajo el nombre de crítica, se dedican a un libro, a un espacio televisivo, a una película. Sin haber leído el libro, sin haber visto la tele, sin haber ido al cine.
No hace falta hacerlo. La coctelera de cursilindismos consta ya en el diccionario de la vida cotidiana. A los 6598 cursillos de cine, televisión o cultureta libresca acuden, revueltos, presuntos autores, presuntos regidores y presuntos críticos. Dado que las actividades son permeables, hay veces en las que un director ejerce de crítico o un glosador escribe una novela.
El resultado es el mismo. El aburrimiento.
viernes, 28 de noviembre de 2008
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