viernes, 21 de noviembre de 2008

LA DERIVA DE LA CONVERSACIÓN DE BAR

Las conversaciones presuntamente inteligentes de bar deriva, apenas pasados diez minutos, hacia un refranero ilustrado de la provincia. Una serie de tópicos, un conjunto de frases hechas, una sarta de sintagmas...mil y una veces repetidos.

Es difícil hablar con quien lleva siglos sin leer o con quienes sólo han leído en una sola dirección.

Mejor, callar. O evitarlas. Conversar es, así, un pretexto para no reflexionar. Por eso son tan socorridas las charletas de las ocho de la tarde, un pretexto para aplaudir...sin ir al fútbol.

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