domingo, 10 de agosto de 2008

DELENDA EST PHILOLOGIA

Como ya saben ustedes, el Comité Central de la Pedagocracia europea, secundado por los Comités Centrales pedagocrácicos de las Taifas, ha decidido que la historia de la lengua española y la filología desaparezcan de la oferta de rebajas de los nuevos planes de estudio universitarios amparados bajo el nombre de la ciudad de Bolonia, precisamente la ciudad donde, en el siglo IX, el Magister (sin acento vulgar, porfa) artium Irnerio creó los estudios del derecho común europeo al descubrir un manuscrito del derecho romano y ordenar su estudio en forma de exégesis o glosas basadas en la gramática y en la retórica.

La idea me parece buena. Y progresista y actitudinal y procedimental, faltaría más. Adecuada al nuevo paradigma audiovisual. Si desde los 3 a los 18 años de escolarización, el 85% de los alumnos no son capaces de leer ( lectura comprensiva, dicen los pedagocrácicos) y apenas un 10% sabe escribir, (lectoescritura, dicen los ídem ¿a qué traumatizarlos? Si se puede ingresar en la universidad sin saber de la escritura otra cosa que los mensajes de los eseemeeses y la lengua del Messenger, según la “menistra” del ramo (o de la rama) y con hasta 200 faltas de ortografía y un anacoluto detrás de otro, sin saber siquiera cortar las sílabas al final de una línea o renglón y confundiendo la lengua oral de los baretos con la lengua escrita, ¿a qué seguir?

La filología es la ciencia que, desde los griegos y los alejandrinos, se dedica a la enseñanza de la escritura, al estudio de los manuscritos e impresos. Precisa recogimiento y dedicación. Años y soledad. Tabaco, café y silencio, hoy prohibidos. Al enfrentarse a un libro, la lectora y el lector precisan no sólo del conocimiento de las artes del Trivium (gramática, retórica y dialéctica) sino que, con el tiempo, se han añadido conocimientos y no pequeños de geografía, historia, arte, arquitectura, numismática, mitología…que también hacen obligatorias, aparte de la presencia del filólogo en los sitios, muchas horas de lectura.

¿Cómo pretenden los pedagocrácicos que los alumnos dediquen 3 horas diarias a las bibliotecas si éstas están llenas de deuvedés, tebeos “manga”, pantallas interactivas, pizarras de plasma, rinconesdelvago, wikipedias de pobres analfabetos, correcaminos del zapeo de Internet? ¿Qué Nebrija frente a los MP3? ¿Qué www.rae.es frente a los alcachoferos y alcachoferas ilustrados e ilustradas y a los tertulianos y tertulianas habituales y habitualas?

Por el bien del espléndido futuro de la Europa de los pedagrocrácicos, creo que la desaparición de la filología y de la historia de la lengua española es una medida adecuada. Urgente. Necesaria. Que las nuevas tecnologías de megapíxeles y Power Points se encarguen de todo. Que las pizarras de última generación enseñen a los alumnos y a las alumnas a escribir con el dedo. Que las trascripciones fonéticas las hagan las páginas webs. Que los analizadores morfológicos y sintácticos de la Red eliminen, ya desde la ESO, las clases de lengua.

Y, por favor, que a los arcaicos filólogos españoles que nos negamos a jugar ese juego se nos trate con el mismo afecto monetario jubilatorio que a los mineros de Asturias, a los trabajadores de los astilleros navales y a los de Televisión Española. Y, con la promesa de no molestar, se nos inscriba en un campo de golf para cambiar las aulas interactivas por relajados paseos por el tee del hoyo 18.

NOTA. Y no olvides, jovenzana o jovenzano, que si quieres triunfar en esta vida bárbaro-audiovisual, no debes nunca aprender a leer sin mover los labios ni a escribir en silencio. Recuerda el nuevo lema ilustrado: Si lees, serás una paria (o un pario, claro).

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