sábado, 30 de agosto de 2008

CONTRA EL PENSAMIENTO ABSTRACTO

En las páginas 157-158 del libro de J. M. Coetzee, Contra la censura, Ed. DeBolsillo, 2008, aparece la confesión de una escritora rusa ante la asamblea de la Unión de escritores soviética. Estamos en el año 1957, un año después del aplastamiento soviético de Hungría, y Margarita Aliger concluye su autocrítica así: "Sin embargo, desde entonces...he logrado comprender más profundamente las causas de esos errores...Ahora debo ser mucho más exigente consigo misma, liberarme de la tendencia al pensamiento abstracto...hacer lo que el camarada Jruschov eneseña y pide con insistencia en sus discursos" .

Pedir perdón por pensar contra las consignas, contra la metalengua del Partido. La declaración de Bolonia sobre la reforma Universitaria concluye el proyecto de la Unión Europea, que hace años, mediante la implantación de técnicas procedimentales y actitudinales, persigue la extinción del pensamiento abstracto, es decir, del pensamiento libre, mediante el apoyo del dogma de la inteligencia emocional y de una jerga didáctica no diferente de la soviética. Al fin y al cabo, una metalengua heredera del estalinismo.

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